西班牙语sent的意思amos什么意思

Participio:
(sentiendo)
陈述式-现在时(Indicative-Presente)
虚拟式-现在时(Subjuntive-Presente)
去掉-o生成右边=>
&& (senta)
&&(sentes)
&& (sentas)
&& (senta)
&& (sentamos)
&& (sent&is)
&&(senten)
&& (sentan)
陈述式-现在完成时(Indicative-Pretérito perfecto compuesto)
虚拟式-现在完成时(Subjuntive-Pretérito perfecto)
陈述式-将来时(Indicative-Futuro)
虚拟式-将来时(Subjuntive-Futuro)
&&(sentiere)
&&(sentieres)
&&(sentiere)
&&(senti&remos)
&&(sentiereis)
&&(sentieren)
陈述式-将来完成时(Indicative-Futuro perfecto )
虚拟式-将来完成时(Subjuntive-Futuro perfecto)
陈述式-条件式/可能式(Indicative-Condicional)
陈述式-条件完成时(Indicative-Condicional compuesto )
命令式-肯定时(Imperative-Afirmativo)
命令式-否定时(Imperative-Negativo)
(no) &&(sentas)
(no) &&(senta)
&&(sentamos)
(no) &&(sentamos)
(no) &&(sent&is)
&&(sentan)
(no) &&(sentan)
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现代西班牙语1课文翻译
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西班牙语动词变位
1.陈述式现在时 ar: er: ir: ser: -o -o -o soy -as -es -es eres -a -e -e es -amos -emos -imos somos -aí s -eí s -í s sois -an -en -en son重音落在 o 上时 o 变为 ue almorzar: almuerzo almuerzas almuerza almorzamos acostarse: acuesto dormir: duermo acuestas duermes acuesta duerme acostamos dormimos almorzá is almuerzan acostá is dormí s acuestan duermen重音落在 e 上时 e 变为 i vestirse: efectuar: ir: estar: tener: haber: hacer: pedir: poder: venir: saber: conocer: querer: ver: pensar: salir: visto efectú o voy estoy tengo he hago pido puedo vengo sé conozco quiero veo pienso salgo vistes efectú as vas está s tienes has haces pides puedes vienes sabes conoces quieres ves piensas sales viste vestimos vestí s visten efectú an van está n tienen han hacen piden pueden vienen saben quieren ven piensan salen1efectú a efectuamos efectuá is va está tiene ha hace pide puede viene sabe conoce quiere ve piensa sale vamos estamos tenemos hemos hacemos pedimos podemos venimos sabemos conocemos queremos vemos pensamos salimos vais está is tené is habé is hacé is pedí s podé is vení s sabé is queré is veis pensá is salí sconocé is conocen volver: traer: sentir: empezar: sonar: decir: doler: corregir: poner: contar: servir: mostrar: sentarse: nacer: morir: criar: producir: seguir: caer: actuar: jugar: vencer: reunir: incluir: recoger: reí r: esquiar: dar: traducir:vuelvo traigo siento empiezo suena digo duele corrijo pongo cuento sirvo muestro siento nazco muero crí o produzco sigo caigo actú o juego venzo reú no incluyo recojo rí o esquí o doy traduzcovuelves traes sientes suenan dices duelen corriges pones cuentas sirves sientas naces mueres crí as sigues caes actú as juegas vences reú nes incluyes recoges rí es esquí as dasvuelve trae sientevolvemos traemos sentimosvolvé is traé is sentí svuelven traen sientenempiezas empieza empezamos empezá is empiezan dice corrige pone cuenta sirve sienta nace muere crí a sigue cae actú a juega vence reú ne incluye recoge rí e esquí a da decimos corregimos ponemos contamos servimos sentamos nacemos morimos criamos seguimos caemos actuamos jugamos vencemos reunimos incluimos recogemos reí mos esquiamos damos decí s dicencorregí s corrigen poné is contá is serví s sentá is nacé is morí s criá is seguí s caé is actuá is jugá is vencé is reuní s incluí s recogé is reí s esquiá is dais ponen cuentan sirven sientan nacen mueren crí an siguen caen actú an juegan vencen reú nen incluyen recogen rí en esquí an danmuestras muestra mostramosmostrá is muestranproduces produceproducimos producí s producentraduces traducetraducimos traducí s traducen2 recomendar:recomiendo recomiendan encontrar: nevar:nievarecomiendas recomienda recomendamosrecommendá isencuentro encuentras encuentra encontramos encontrá is encuentrandevolver devolver:同volver devuelves devuelve devolvemos devolvé is devuelvendevuelvoagradecer 同conoceragradecer: agradezco agradeces agradece agradecemos agradecé is agradecen probar probar: preferir preferir: 同 mostrar pruebas prueba probamos probá is pruebanpruebo 同 sentirprefieroprefieres prefierepreferimospreferí sprefierendespertarse 同sentarse despiertas despierta despertamos despertá is despiertandespertarse:despierto recordar recordar: referirse referirse: envolver envolver: conseguir 同encontrar recuerdas recuerda recordamos recordá is recuerdanrecuerdo 同sentirse refieres refiere referimos referí s refierenrefiero 同 volverenvuelvo 同 seguirenvuelves envuelve envolvemos envolvé is envuelvenconseguir : consigo comenzar 同consigues consigue conseguimos conseguí s consiguenempezar comienzas comienza comenzamos comenzá is comienzancomenzar: comienzo florecer 同 nacer3 florecer: divertir divertir:florezco 同 sentirflorecesfloreceflorecemosflorecé is florecendiviertodiviertes diviertedivertimosdivertí sdiviertenmanifestar 同pensarmanifestar: manifiesto manifiestas manifiesta manifestamos manifestá is manifiestan encender 同 perder enciendes enciende encendemos encendé is enciendenencender: enciendo helar utilizar 同 同 nevar calzar变位: conjugació n 一、陈述式将来未完成时(Futuro imperfecto de indicativo): (第 13 课) 在原形动词上加下列词尾构成: -é hacer: tener: venir: poder: saber: salir: haber: decir: poner: haré -á s hará s -á hará tendrá vendrá podrá sabrá saldrá habrá dirá -emos haremos tendremos vendremos podremos sabremos saldremos habremos diremos pondremos -é is haré is tendré is vendré is podré is sabré is saldré is habré is diré is pondré is -á n hará n tendrá n vendrá n podrá n sabrá n saldrá n habrá n dirá n pondrá n4*comer: comeré comerá s comerá tendré tendrá s vendré vendrá s podré sabré habré diré podrá s sabrá s habrá s dirá scomeremos comeré is comerá nsaldré saldrá spondré pondrá s pondrá 二、命令式(imperativo): (第 15、20 课) ⑴单数第二人称(tú )命令式的构成是 ar 变 a,er\ir 变 e,与第三人称单数变位相同。 *cantar: canta decir: salir: venir: di sal ven *correr: corre hacer: ser: poner: haz sé pon *escribir: escribe ir: tener: haber: ve ten he⑵usted 命令式的构成是 ar 变-e, er\ir 变-a 相反词尾 ustedes 的构成是 ar 变-en,er\ir 变-an 相反词尾*hablar: Hable usted. Hablen ustedes. *comer: Coma usted. Coman ustedes. 不规则动词把陈述现在的第一人称单数的词尾去掉,加上命令式词尾构成: hacer: venir: tener: traer: hago vengo tengo traigo haga venga tenga traiga hagan vengan tengan traigan decir: digo salir: salgo ver: veo diga salga vea digan salgan veanponer: pongo ponga pongan volver: vuelvo vuelva vuelvanconocer: conozco conozca conozcan dormir: duermo duerma duerman 还有些更特殊: ir: dar: vaya dé vayan den ser:sea sepasean sepansaber:5 三、简单过去时(preté rito indefinido):(第 19、21 课) 在动词词根上加下列词尾构成: ar: er\ir: tener: estar: poder: saber: hacer: venir: poner: decir: traer: haber: dar: ver: ser\ir: leer: -é -í tuve estuve pude supe hice vine puse dije traje hube di vi fui leí -aste -iste tuviste pudiste supiste hiciste viniste quisiste pusiste dijiste trajiste hubiste diste viste fuiste leí ste -ó -ió tuvo pudo supo hizo vino quiso puso dijo trajo hubo dio vio fue leyó -amos -imos cantamos tuvimos estuvimos pudimos supimos hicimos vinimos quisimos pusimos dijimos trajimos hubimos dimos vimos fuimos leí mos -asteis -isteis -aron -ieron*cantar: cantécantaste cantó estuviste estuvocantasteis cantaron tuvisteis tuvieron estuvisteis estuvieron pudisteis pudieron supisteis supieron hicisteis vinisteis hicieron vinieronquerer: quisequisisteis quisieron pusisteis pusieron dijisteis dijeron trajisteis trajeron hubisteis hubieron disteis visteis fuisteis leí steis dieron vieron fueron leyeron有些动词的第一人称单数有变化: explicar: expliqué llegar: llegué practicar: practiqué pagar: pagué6 有些动词只有第三人称单、复数不规则: pedir: servir: pedí serví pediste serviste vestiste sentiste moriste pidió sirvió vistió sintió murió pedimos servimos vestimos sentimos dormimos morimos pedisteis servisteis vestisteis sentisteis moristeis pidieron sirvieron vistieron sintieron murieroncorregir: corregí corregiste corrigió corregimos vestirse: vestí sentir: morir: sentí morícorregisteis corrigierondormir: dormí dormiste durmiódormisteis durmieron四、虚拟式现在时(Presente del modo subjuntivo):(第 22 课) 1、在原形的词根上加下列词尾构成: ar: er\ir: -e -a -es -as comas -e -a coma -emos -amos comamos -é is -á is comá is -en -an coman*trabajar: trabaje trabajes trabaje trabajemos trabajé is trabajen *comer: coma 2、由普通变位第一人称单数的词根加 er\ir 虚拟式变位词尾构成: *tener-tengo: tenga *hacer-hago: haga tengas hagas tenga haga venir parecer tengamos hagamos tengá is hagá is tengan hagan producir还有 decir poner salir vertraernacer conocerpedir valer3、有普通变位词根加相应的 ar、er\ir 虚拟式变位词尾构成: *pensar: pienso piense piensas pienses piensa piense pensamos pensemos pensá is pensé is piensan piensen*vestirse: me visto te vistes me vista te vistas 还有:se viste nos vestimosos vestí s se vistense vista nos vestamos os vestá is se vistanentender querer dormir mostrar sonar encontrar morir volver preferir7 4、完全不规则: ser: saber: ir: haber: sea sepa vaya haya seas sepas vayas hayas sea sepa vaya haya seamos sepamos vayamos hayamos seá is sepá is vayá is hayá is sean sepan vayan hayan5、重音符号: estar: dar: esté dé esté s des esté dé estemos demos esté is deis esté n den五、陈述式现在完成时: 1、由助动词 haber 的普通变位加动词过去分词 haber: he has ha hemos habé is han过去分词的构成: ar 的动词,在词根上加 ado;er\ir 的动词,在词根上加 ido cantar: cantado 不规则的: hacer: ver: 举例: *cantar: he cantado hemos cantado *comer: he comido hemos comido has cantado habé is has comido habé is comido ha cantado cantado han cantado ha comido han comido hecho visto abrir: abierto decir: dicho poner: puesto morir: muerto comer: comido vivir: vivido leer: leí dovolver: vueltoescribir: escrito8西班牙语阅读:《一千零一夜》连载十三
来源:考试大-小语种考试
PERO CUANDO LLEG& LA 26a NOCHE
  Ella dijo:
  He llegado a saber, oh rey afor-tunado! que el mercader prosigui& as& su historia al corredor copto del Cairo, el cu&l se la contaba al sult&n de aquella ciudad de la China:
  &Vi que se me acercaba la joven, adornada con perlas y pedrer&a, luminosa la cara y asesinos los ne-gros ojos. Me sonri&, me cogi& entre sus brazos, y me estrech& contra ella. En seguida junt& sus labios con los m&os. Y yo hice lo propio. Y ella me dijo: & Es cierto que te tengo aqu&, o es un sue o? Yo respond&: & Soy tu esclavo!& Y ella dijo: & Hoy es un d&a de bendici&n! Por Alah! Ya no viv&a, ni pod&a disfrutar comiendo y bebiendo!& Yo contest&: &Y yo igualmente.& Luego nos sen-tamos, y yo, confundido por aquel modo de recibirme, no levantaba la cabeza.
  Pero pusieron el mantel y nos presentaron platos exquisitos: carnes asadas, pollos rellenos y pasteles de todas clases. Y ambos comimos hasta saciarnos, y ella me pon&a lose monja-res en la boca, invit&ndome cada vez con dulces palabras y miradas insinuantes, Despu&s me presentaron el jarro y la palangana de cobre, y me lav& las manos, y ella tambi&n, y nos perfumamos con agua de rosas y almizcle, y nos sentamos para departir.
  Entonces ella empez& a contarme sus penas, y yo hice lo mismo. Y con esto me enamor& todav&a m&s. Y en seguida empezamos con mimos y juegos. Pero no ser&a de ninguna utilidad detallarlos. Y lo dem&s, con sus pormenores, pertenece al mis-terio.
  A la ma ana siguiente me levant&, puse disimuladamente debajo de la almohada el bolsillo con los cincuen-ta dinares de oro, me desped& de la joven y me dispuse a salir. Pero ella se ech& a llorar, y me dijo: & Oh due o m&o! cu&ndo volver& a ver tu hermoso rostro?& Y yo le dije: &Volver& esta misma noche.&
  Y al salir encontr& a la puerta el borrico que me condujo la v& y all& estaba tambi&n el burrero espe-r&ndome. Mont& en el burro, y llegu& al khan Serur, donde hube de apear-me, y dando media dinar de oro al burrero, le dije: &Vuelve aqu& al anochecer.& Y me contest&: &Tus &rdenes est&n sobre mi cabeza.& Entr& entonces en &l khan y almorc&. Despu&s sal& para recoger de casa de los mercaderes el importe de mis g&neros., Cobr& las cantidades, regre-s& a casa, dispuse que preparasen un carnero asado, compr& dulces, y lla-m& a un mandadero, al cual di las se as de la casa de la joven, pag&n-dole por adelantado y orden&ndole que llevara todas aquellas cosas. Y yo segu& ocupado en mis negocios hasta la noche, y cuando, vino a buscarme el burrero, cog& cincuenta dinares de oro, que guard& en un pa uelo, y sal&.
  Al entrar en la casa pude ver que todo lo hab&an limpiado, lavado el suelo, brillante la bater&a de cocina, preparados los candelabros, encendi-dos los faroles, prontos los manjares y escanciados los vinos y dem&s bebidas. Y ella, al verme, se ech& en mis brazos, y acarici&ndome me dijo: & Por Alah! Cuanto te deseo!& Y despu&s nos pusimos a comer ave-llanas y nueces hasta media noche, En la ma ana me levant&, puse los cincuenta dinares de oro en el sitio de costumbre, y me fui.
  Mont& en el borrico, me dirig& al khan, y all& estuve durmiendo. Al anochecer me levant& y dispuse que el cocinero del khan preparase la comida: un plato de arroz salteado con manteca y aderezado con nueces y almendras, y otro plato de cotufas fritas, con varias cosas m&s. Luego compr& flores, frutas y varias clases de almendras, y las envi& & casa de mi amada. Y cogien de oro, los puse en un pa- uelo y sal&. Y aquella noche me sucedi& con la joven lo que estaba escrito que sucediese.
  Y siguiendo de este modo, acab& par arruinarme en absoluto, y ya no pose&a un dinar, ni siquiera un dracma. Entonces dije para m& que todo ello hab&a sido obra del Cheit&n. Y recit& las siguientes estrofas:
   Si la fortuna abandonase al rico, lo ver&is empobrecerse y extinguirse sin gloria, como el sol que amarillea al ponerse!
  Y al desaparecer, su recuerdo se borra para siempre de todas las memo-rias Y si vuelve alg&n d&a, la suerte no le sonreir&a nunca!
   Ha de darle verg&enza presentarse en las calles! Y a solas consigo mis-mo, derramar& todas las l&grimas de sus ojos!
   Oh, Alah! El hombre nada puede esperar de sus amigos, porque si cae en la miseria, hasta sus parientes rene-gar&n de &l!
  Y no sabiendo qu& hacer, domi-nado por tristes pensamientos, sal& del khan para pasear un poco, y llegu& a la plaza de Bain Al-Kasrain, cerca de la puerta de Zauilat. All& vi un gent&o enorme que llenaba -toda la plaza, por ser d&a de fiesta y de feria. Me confund& entre la muchedumbre, y por decreto del Destino hall& a mi lado un jinete muy bien vestido. Y como la gente aumentaba, me apretujaron contra &l, y precisamente mi mano s& en-contr&
y not& que el bolsillo conten&a un paquetito redondo. Entonces met& r&pidamente la mano y saqu& pero no tuve bastante destreza para que &l no lo notase. Porque el jinete comprob& por la disminuci&n de peso que le hab&an vaciado el bol-sillo. Volvi&se iracundo, blandiendo la maza de armas, y me asest& un golpazo en la cabeza. Ca& al suelo, y me rode& un corro de personas, algunas de las cuales impidieron que se repitiera, la agresi&n cogiendo al caballo de la brida y diciendo al jine-te: & No te da verg&enza aprove-charte de las apreturas para pegar a un hombre indefenso?& Pero &l dijo: & Sabed todos que ese indivi-duo es un ladr&n!&
  En aquel momento volv& en m& del desmayo en que me encontraba, y o& que la gente dec&a: & No puede ser! Est& joven tiene sobrada distin-ci&n para dedicarse al robo:& Y todos discut&an s& yo habr&a o no robado, y cada vez era mayor la disputa. Hube de verme al fin arrastrado, por la muchedumbre, y quiz& habr&a podido escapar de aquel jinete, que no quer&a soltarme, cuando por de-creto del Destido, acertaron a pasar por all& el wal& y su guardia, que atravesando la puerta de Zauilat, se aproximaron al grupo en que nos encontr&bamos: Y el wal& pregunt&: & Qu& es lo. que pasa?& Y contest& el jinete: Por Alah! Oh Emir! He aqu& a un ladr&n. Llevaba yo un bolsillo azul con veinte dinares de oro, y entre las apreturas ha encon-trado manera de quit&rmelo.& Y el wal& pregunt& al jinete: & Tienes alg&n testigo?& Y el jinete contest&: &No tengo ninguno.& Entonces el wal& llam& al mokadem, jefe de poli-c&a, y le dijo: &Apod&rate de ese hombre y reg&stralo,&-Y el mokaden me ech& mano, porque ya no me proteg&a Alah, y me despoj& de toda la ropa, acabando por en-contrar el bolsillo, que era efectiva-mente de seda azul. El wal& lo cogi& y cont& el dinero, resultando que conten&a exactamente los veinte di-nares de oro, seg&n el jinete hab&a afirmado.
  Entonces el wal& llam& a sus guar-dias, y les dijo: -Traed ac& a ese hombre.& Y me pusieron en sus manos, y me dijo: &Es necesario declarar la verdad. Dime si confie-sas haber robado este bolsillo.& Y yo, avergonzado, baj& la cabeza y reflexion& un momento, diciendo entr m&: &Si digo que no he sido yo, o me creer&n, pues acaban de encontrarme el bolsillo encima, y si digo que lo he robado me pierdo.& Pero acab& por decidirme, y contes-t&: &S&, lo he robado.&
  Al verm& qued& sorprendido el wal&, y llam& a los testigos, para que oyesen mis palabras, mandan-dome que las repitiese ante ellos. Y ocurr&a todo aquello en la Bab--Zauilat.
  `El wal& mand& entonces al porta-alfanje que me cortase la mano, seg&n la ley contra los ladrones. Y el portaalfanje me cort& inmedia-tamente la mano derecha. Y el jinete se compadeci& de m& e intercedi& con el wal& para que no me cortasen la otra mano. Y el wal& le concedi& esa gracia y se alej&. Y la gente me tuvo l&stima, y me dieron un vaso de vino para infundirme alientos, pues hab&a perdido mucha sangre, y me hallaba muy d&bil. En cuanto al jinete, se acerc& a m&, me alarg& el bolsillo y me lo puso en la mano, diciendo: &Eres un joven bien edu-cado y no se hizo para ti el oficio de ladr&n:& Y dicho esto se alej&, despu&s de haberme obligado a acep-tar el bolsillo. Y yo me march& tambi&n, envolvi&ndome el brazo con un pa uelo y tap&ndolo con la man-ga del rop&n. Y me hab&a quedado muy p&lido y muy triste a conse-cuencia de lo ocurrido.
  Sin darme cuenta, me fui hacia la casa de mi amiga. Y al llegar, me tend& extenuado en el lecho Pero ella, al ver mi palidez y mi decai-miento, me dijo: & Qu& te pasa? C&mo est&s tan p&lido?& Y yo contest&: &Me duele mucho la cabe- no me encuentro bien.& Entonces, muy entristecida, & Oh due o m&o, no me abrases el cora-z&n! Levanta un poco la cabeza hacia m&, te lo ruego, ojo de mi vida! y dime lo que te ha ocurrido. 'Por-que adivino en tu rostro muchas cosas.& Pero yo le dije: & Por favor! Ah&rrame la pena de contestarte.& Y ella, ech&ndose a llorar, replic&: & Ya veo que te cansaste de m&, pues no est&s conmigo, como de cos-tumbre!& Y derram& abundantes l&-grimas mezcladas con suspiros, y de cuando en cuando interrump&a sus lamentos para dirigirme preguntas, que qu y as& estuvimos hasta la noche. Entonces nos trajeron de comer y nos presen-taron los manjares, como sol&an. Pero yo me guard& bien de aceptar, pues me habr&a avergonzado coger los alimentos con la mano izquierda, y tem&a que me preguntase el moti-vo de ello. Y por tanto, exclam&: &No tengo ning&n apetito ahora.& Y ella dijo: &Ya ves como ten&a raz&n. Ent&rame de lo que te ha pasado, y por qu& est&s tan afligido y con luto en el alma y en el coraz&n.& Entonces acab& por decirle: &Te lo contar& todo, pero poco a poco, por partes.& Y ella, alarg&ndome una copa de vino, repuso: & Vamos, hijo m&o! D&jate de pensamientos tristes. Con esto se cura la melancol&a. Bebe este vino, y conf&ame la causa de tus penas.& Y yo le dije: &Si te empe as, dame t& misma de beber con tu mano.& Y ella acerc& la copa a mis labios, inclin&ndola con suavidad, y me dio de beber. Des-pues la llen& de nuevo, y me la acerc& otra vez. Hice un esfuerzo, tend& la mano izquierda y cog& la copa. Pero no pude contener las l&grimas y romp& a llorar.
  Y cuando ella me vio llorar, tam-poco pudo contenerse, me cogi& la cabeza con ambas manos, y dijo., Oh, por favor! Dime el motivo de tu llanto! Me est&s abrasando el coraz&n! Dime tambi&n por qu& tomaste la copa con la mano izquier-da.& Y yo le contest&: &Tengo un tumor en la derecha.& Y ella replic&: &Ens& lo sajaremos, y te ali-viar&s.& Y yo respond&: &No es el momento oportuno para tal opera-ci&n. No insistas, porque estoy resuel-to a no sacar la mano.& Vaci& por completo la copa, y segu& bebiendo cada vez que ella me la ofrec&a, hasta que me posey& la embriaguez, madre del olvido. Y tendi&ndome en el misma sitio en que me hallaba, me dorm&.
  Al d&a siguiente, cuando me des-pert&, vi que me hab&a preparado el almuerzo: cuatro pollos cocidos, caldo de gallina y vino abundante. De todo me ofreci&, y com& y beb&, y despu&s quise despedirme y mar-charme. Pero ella me dijo: & Ad&n-de piensas ir?& Y yo contest&: &A cualquier sitio en que pueda dis-traerme y olvidar las penas que me oprimen el coraz&n.& Y ella me dijo: & Oh, no te vayas! Qu&date un poco m&s!& Y yo me sent&, y ella me dirigi& una intensa mirada, y me di-jo: &Ojo de mi vida, qu& locura te aqueja? Por mi amor te has arrui-nado. Adem&s, adivino que tengo tambi&n la_ culpa de que hayas per-dido la mano derecha. Tu sue o me ha hecho descubrir tu desgracia. Pero por Alah! jam&s me separar& de ti. Y quiero casarme contigo le-galmente.&
  Y mand& llamar a los testigos, y les dijo: &Sed testigos de mi casa-miento con este joven. Vais a redac-tar el contrato de matrimonio, ha-ciendo constar que me ha entregado la dote.&
  Y los testigos redactaron nuestro contrato de matrimonio. Y ella les dijo: &Sed testigos asimismo de que todas las riquezas que me pertene-cen, y que est&n en esa arca que veis, as& como cuanto poseo, es desde ahora propiedad de este joven. Y los testigos lo hicieron constar, y le-vantaron acta de su declaraci&n, as& como de que yo aceptaba, y se fue-ron despu&s de haber cobrado sus honorarios.
  Entonces la joven me cogi& de la mano, y me llev& frente a un arma-rio, lo abri& y me ense & un gran caj&n, que abri& tambi&n y me dijo: &Mira lo que hay en esa caja.& Y al examinarla, vi que estaba llena de pa uelos, cada uno de los cuales formaba un paquetito. Y me dijo: &Todo esto son los bienes que durante el transcurso del tiempo fui acep-tando de ti. Cada vez que me dabas un pa uelo con cincuenta dinares de oro, ten&a yo buen cuidado de guar-darlo muy oculto en esa caja. Ahora recobra lo tuyo. Alah te lo ten&a reservado y lo hab&a escrito en tu Destino. Hoy te protege Alah, y me eligi& para realizar lo que &l hab&a escrito. Pero por causa m&a perdiste la mano derecha, y no puedo corres-ponder como es debido a tu amor ni a tu adhesi&n a mi persona, pues no bastar&a aunque para ello sacri-ficase mi alma.& Y a adi&: &Toma posesi&n de tus bienes.& Y yo mand& fabricar una nueva caja, en la cual met& uno por uno los paquetes que iba sacando del armario de la joven.
  Me levant& entonces y la estrech& en mis brazos. Y sigui& dici&ndome las palabras m&s gratas y lamentando lo poco que pod&a hacer por m& en comparaci&n de lo que yo hab&a hecho por ella. Despu&s, queriendo colmar cuanto hab&a hecho, se levan-t& e inscribi& a mi nombre todas las alhajas y ropas de lujo que po-se&a, as& como sus valores, terrenos y fincas, certific&ndolo con su sello y ante testigos.
  Y aquella noche, se durmi& muy entristecida por la desgracia que me hab&a ocurrido por su causa.
  Y desde aquel momento no dej& de lamentame y afligirse de tal modo, que al cabo de un mes se apoder& de ella un decaimiento, que se fue acentuando y se agrav&, hasta el punto de que muri& a los cincuenta d&as.
  Entonces dispuse todos los prepa-rativos de los funerales, y yo mismo la deposit& en la sepultura y mand& verificar cuantas ceremonias prece-den al entierro. Al regresar del ce-menterio entr& en la casa y examin& todos sus legados y donaciones, y vi que entre otras cosas me hab&a dejado grandes almacenes llenos de s&samo. Precisamente de este s&samo cuya venta te encargu&, oh mi se- or! por lo cual te aviniste a acep-tar un escaso corretaje, muy inferior a tus m&ritos.
  Y esos viajes que he realizado y que te asombraban eran indispensa-bles para liquidar cuanto ella me ha dejado, y ahora mismo acabo de cobrar todo el dinero y arreglar otras cosas.
  Te ruego, pues, que no rechaces la gratificaci&n que quiero ofrecerte, oh t& que me das hospitalidad en tu casa y me invitas a compartir tus manjares! Me har&s un favor acep-tando todo el dinero que has guar-dado y que cobraste por la venta del s&samo.
  Y tales mi historia y la causa de que coma siempre con la mano iz-quierda.&
  Entonces, yo, oh poderoso rey! dije, al joven: &En verdad que me colmas de favores y beneficios& Y me contest&: &Eso no vale nada. Quieres ahora, oh excelente corre-dor! acompa arme a mi tierra, que, como sabes, es Bagdad? Acabo de hacer importantes compras de g&ne-ros en El Cairo, y pienso venderlos con mucha ganancia en Bagdad: Quieres ser mi compa ero de viaje y mi socio en las ganancias?& Y contest&: &Pongo tus deseos sobre mis ojos.& Y determinamos partir a fin del mes.
  Mientras tanto, me ocup& en ven-der sin p&rdida ninguna todo lo que pose&a, y con el dinero que aquello me produjo compr& tambi&n muchos g&neros. Y part& con el joven hacia B y desde all& despu&s de obtener ganancias cuantiosas y com-prar otras mercanc&as, nos encami-namos a este pa&s que gobiernas, oh rey de los siglos!
  Y el joven vendi& aqu& todos sus g&neros y ha marchado de nuevo a Egipto, y me dispon&a a reunirme con &l, cuando me ha ocurrido esta aventura con el jorobado, debida a mi desconocimiento del pa&s, pues soy un extranjero , que viaja para realizar sus negocios.
  Tal es, oh rey de los siglos! la historia, que juzgo m&s extraordina-ria que la del jorobado.&
  Pero el rey, contest&: &Pues a mi no me lo parece. Y voy a mandar que os ahorquen a todos, para que pagu&is el crimen cometido en la persona de mi buf&n, este pobre jorobado a quien matasteis.&
  En este momento de su narraci&n, Schahrazada vi y se call& discretamente.
  PERO CUANDO LLEG& LA 27a NOCHE
  Ella dijo:
  He llegado a saber, oh rey afor-timado! que cuando el rey de la China dijo: &Voy a mandar que os ahorquen a todos&, el intendente dio un paso, prostern&ndose ante el rey, y dijo: &Si me lo perin&tes, te contar& una historia que ha ocurrido hace pocos d&as, y, que es m&s sorprendente y maravillosa que la del jorobado. Si as& lo crees despu&s de haberla o&do, nos indultar&s a todos.& El rey de la China dijo: & As& sea!& Y el intendente cont& lo que sigue:
  RELATO DEL INTENDENTE DEL REY DE LA CHINA
  &Sabe, oh rey de los siglos y del tiempo! que la noche &ltima me con-vid&ron, a una comida de boda, a la cual asist&an los sabios versados en el libro de la Nobleza. Termi-nada la lectura del Cor&n, se tendi& el mantel, se colocaron los manjares y se trajo todo lo necesario para el fest&n. Pero entre otros comestibles, hab&a un plato de arroz preparado con ajos que se llama rozbaja, y que es delicioso si est& en su punto el arroz y se han dosificado bien los ajos y especias que lo sazonan. Todos empezamos a comerlo con gran ape-tito excepto uno de los convidados, que se neg& rotundamente a tocar este plato de rozbaja. Y como le inst&bamos a que lo probase, jur& que no har&a tal cosa. Entonces re-petimos nuestro ruego, pero &l nos dijo: &Por favor, no me apremi&is de ese modo. Bastante lo pagu& una vez que tuve la desgracia de pro-barlo.& Y recit& esta, estrofa:
   Si no quieres tratarte con el que fue tu amigo y deseas evitar su saludo, no pierdas el tiempo en inventar estra-tagemas: huye de &l!
  Entonces no quisimos insistir m&s. Pero le preguntamos: & Por Alah! Cual es la causa que te impide pro-bar este delicioso plato de rozbaja?& Y contest&: &He jurado no comer rozbaja sin haberme lavado las ma-nos cuarenta veces seguidas con sosa, otras cuarenta con potasa y otras cuarenta con jab&n, o sean ciento veinte veces.&
  Y el due o de la casa mand& a los criados que trajesen inmediata-mente agua y las dem&s cosas que hab&a pedido el convidado. Y despu&s de lavarse se sent& de nuevo el con-vidado, y aunque no muy a gusto, tendi& la mano hacia el plato en que todas com&amos, y tr&mulo y vaci-lante empez& a comer. Mucho nos sorprendi& aquello, pero m&s nos sor-prendi& cuando al mirar su mano vimos que s&lo ten&a cuatro dedos, pues carec&a del pulgar. Y el convi-dado no com&a m&s que con cuatro dedos. Entonces le dijimos: & Por Alah sobre ti! Dinos por qu& no tienes pulgar. Es una deformidad de nacimiento, obra de Alah, o has sido v&ctima de alg&n accidente?&
  Y entonces contest&: &Hermanos, a&n no lo hab&is visto todo. No me falta un pulgar, sino los dos, pues tampoco le tengo en la mano izquier-da. Y adem&s, en cada pie me falta otro dedo. Ahora lo vais a ver.& Y nos ense & la otra mano, y descubri& ambos pies, y vimos que efectiva-mente, no ten&a m&s que cuatro dedos en cada uno. Entonces aumen-t&, nuestro asombro, y le dijimos: &Hemos llegado al l&mite de la impa-ciencia, y deseamos averiguar la cau-sa de que perdieras los dos pulgares y esos otros dos dedos de los pies, as& como el motivo de que te hayas lavado las manos ciento veinte veces seguidas.& Entonces nos refiri& lo siguiente:
  &Sabed, oh todos vosotros! que mi padre era un mercader entre los grandes mercaderes, el principal de los mercaderes de la ciudad de Bag-dad en tiempo del califa Har&n Al--R&chid, Y eran sus delicias el vino en las copas, los perfumes de las flores, las flores en su tallo, cantoras y danzarinas, los ojos negros y las propietarias de estos ojos. As& es que cuando muri& no me dej& dinero, porque todo lo hab&a gastado. Pero como, era mi padre, le hice un entie-rro seg&n su rango, di festines f&ne-bres en honor suyo, y le llev& luto d&as y noches. Despu&s fui a la tienda que hab&a sido suya, la abr&, y no hall& na al con-trario, supe que dejaba muchas deu-das. Entonces fui a buscar a los acreedores de mi padre, rog&ndoles que tuviesen paciencia, y los tranqui-lic& lo mejor que pude. Despu&s me puse a vender y comprar, y a pagar las deudas, semana por semana, con-forme a mis ganancias. Y no dej& de proceder del mismo modo hasta que pagu& todas las deudas y acrecent& mi capital primitivo con mis leg&ti-mas ganancias.
  Pero un d&a que estaba yo sentado en mi tienda, vi avanzar montada en una mula torda, un milagro entre los milagros, una joven deslumbran-te de hermosura. Delante de ella iba un eunuco y otro detr&s. Par& la mula, y a la entrada del zoco se ape&, y penetr& en el mercado, seguida de uno de los dos eunucos. Y &ste le dijo: & Oh mi se ora! Por favor, no te dejes ver de los- transe&ntes. Vas a atraer contra nootros alguna calamidad. V&monos de aqu&.& Y el eunuco quiso llev&rsela. Pero ella no hizo caso de sus palabras, y estu-vo examinando todas las tiendas del zoco, una tras otra, sin que viera ninguna m&s lujosa ni mejor presen-tada que la m&a. Entonces se dirigi& hacia m&, siempre seguida por el eunuco, se sent& en mi tienda y me deseo la paz. Y en mi vida hab&a o&do voz m&s suave ni palabras mas deliciosas. Y la mir&, y s&lo con verla me sent& turbad&simo, con el coraz&n arrebatado. Y no pude apartar mis miradas de su semblante, y recit& estas dos estrofas:
   Di a la hermosa del velo suave, tan suave como el ala de un palomo!
   Dile que al pensar en lo que padez-co, creo que la muerte me aliviar&a!
   Dile que sea buena un poco nada mas! Por ella, para acercarme a sus alas, he renunciado a mi tranquilidad!
  Cuando oy& mis versos, me corres-pondi& con los siguientes:
   He gastado mi coraz&n am&ndote! Y este coraz&n rechaza otros amores!
   Y si mis ojos viesen alguna vez otra beldad, ya no podr&an alegrarse!
   Jur& no arrancar nunca tu amor de mi coraz&n! Y sin embargo, mi cora-z&n est& triste y sediento de tu amor!
   He bebido en una capa en la cual encontr& el amor puro! Por qu& no han humedecido tus labios esa copa en que encontr& el amor?...
  Despu&s me dijo: & Oh joven mer-cader! tienes telas buenas que ense- arme?& A lo cual contest&: & Oh mi se ora!' Tu esclavo es un pobre mercader, y no posee nada digno de ti. Ten, pues, paciencia, porque como todav&a es muy temprano, a&n no han abierto las tiendas los dem&s mercaderes. Y en cuanto abran, ir& a comprarles yo mismo los g&neros que buscas.& Luego estuve conver-sando con ella, sinti&ndome cada vez m&s enamorado.
  Pero cuando los mercaderes abrie-ron sus establecimientos, me levant& y sal& a comprar lo que me hab&a encargado, y el total de las compras, que tom& por mi cuenta, ascend&a a cinco mil dracmas. Y todo se lo entregu& al eunuco. Y enseguida la joven parti& con &l, dirigi&ndose al siti& donde la esperaba el otro escla-vo con la mula. Y yo entr& en mi casa embriagado de amor. Me traje-ron la comida y no pude comer, pensando siempre en la hermosa jo-ven. Y cuando quise dormir huy& de m& el sue o.
  De este modo transcurri& una semana, y los mercaderes me recla- pero como no volv& a saber de la joven, les rogu& que tuviesen un poco de paciencia, pi-di&ndoles otra semana de plazo. Y ellos se avinieron. Y efectivamente, al cabo de la semana vi llegar a la jo-ven montada en su mula y acompa- ada por un servidor y los dos eunu-cos. Y la joven me salud& y me dijo: & Oh mi se or! Perd&name que haya-mos tardado tanto en pagarte. Pero ah& tienes el dinero. Manda venir a un cambista, para que vea estas monedas de oro.& Mand& llamar al cambista, y en seguida uno de los eunucos le entreg& el dinero, lo exa-min& y lo encontr& de ley. Entonces tom& el dinero, y estuve hablando con la joven hasta que se abri& el zoco y llegaron los mercaderes a sus tiendas. Y ella me dijo: &Ahora necesito estas y aquellas cosas. Ve a compr&rmelas.& Y compr& por mi cuenta cuanto me hab&a encargado, entreg&ndoselo todo. Y ella lo tom&, como la primera vez, y se fue en seguida. Y cuando la vi alejarse, dije para m&: &No entiendo esta amistad que me tiene. Me trae cua-trocientos dinares y se lleva g&neros que valen mil. Y se marcha sin decirme siquiera d&nde vive. Pero solamente Alah sabe lo que se oculta en un coraz&n!&
  Y as& transcurri& todo un mes, cada d&a m&s atormentado mi esp&-ritu por esas , reflexiones. Y los mercaderes vinieron a reclamarme su dinero en forma tan apremiante, que para tranquilizarlos hube de decirles que iba a vender mi tienda con todos los g&neros, y mi casa y todos mis bienes. Me hall&, pues, pr&ximo a la ruina, y estaba muy afligido, cuando vi a la joven que entraba en el zoco y se dirig&a a mi tienda. Y al verla se desvanecie-ron todas mis zozobras, y hasta olvid& la triste situaci&n en que me encontraba durante su ausencia. Y ella se me acerc&, y con su voz llena de dulzura me dijo: &Saca la balanza, para pesar el dinero que te traigo.& Y me dio, en efecto, cuanto me deb&a y algo m&s, en pago de las compras que para ella hab&a hecho.
  En seguida se sent& a mi lado y me habl& con gran afabilidad, y yo desfallec&a de ventura. Y acab& por decirme: & Eres soltero o tienes espo-sa?& Y yo dije: & Por Alah! No tengo ni mujer leg&tima ni concubi-na.& Y al decirlo, me ech& a llorar. Entonces ella me pregunt&: & Por qu& lloras?& Y yo respond&: &P es que me ha pasado una cosa por la mente.& Luego me acerqu& a su criado, le di algunos dinares de oro y le rogu& que sirviese de mediador entre ella y mi persona para lo que yo deseaba. Y &l se ech& a re&r, y me dijo: &Sabe que mi se ora est& enamorada de ti. Pues ninguna necesidad ten&a de comprar telas, y s&lo las ha comprado para poder hablar contigo y darte a cono-cer su pasi&n. Puedes, por tanto, dirigirte a ella, seguro de que no te re ir& ni ha de contrariarte.&
  Y cuando ella iba a despedirse, me vio entregar el dinero al servidor que la acompa aba. Y entonces vol-vio a sentarse y me sonri&. Y yo le dije: &Otorga a tu esclavo la merced que desea solicitar de ti y perd&nale anticipadamente lo que va a decirte.& Despu&s le habl& de lo que ten&a en mi coraz&n. Y vi que. le agradaba, pues me dijo: &Este esclavo te traer& mi respuesta y te se alar& mi volun-tad. Haz cuanto te diga que hagas.& Despu&s se levant& y se fue.
  Entonces fui a entregar a los mercaderes su dinero con los intereses que les correspond&an. En cuanto a m&, desde el instante que dej& de verla perd& todo mi sueo durante todas mis noches. Pero en fin, pasados algunos d&as, vi llegar al esclavo y lo recib& con solicitud y generosidad, rog&ndole que me diese noticias. Y &l me dijo: &Ha estado enferma estos d&& Y yo insist&: &Dame algunos pormenores acerca de ella.& Y &l respondi&: &Esta joven ha sido educada por nuestra ama Zobeida, esposa favorita de Harun Al-Rachid, y ha entrado en su servidumbre. Y nuestra ama Zobeida la quiere como si fuese hija suya, y no la niega nada. Pero el otro d&a le pidi& permiso para salir, dici&ndole: &Mi alma desea pasearse un poco y volver en seguida a palacio.& Y se le concedi& el permiso. Y desde aquel d&a no dej& de salir y de volver a palacio, con tal frecuencia, que acab& por ser perit&sima en compras, y se convirti& en la proveedora de nuestra ama Zobeida. Entonces te vio, y le habl& de ti a nuestra ama, rog&ndole que la casase contigo. Y nuestra ama le contest&: &Nada puedo decirte sin conocer a ese joven. Si me convenzo de que te iguala en cualidades, te unir& con &l.& Pero ahora vengo a decirte que nuestro prop&sito es que entres en palacio. Y si logramos hacerte entrar sin que nadie se entere puedes estar seguro de casarte, pero si se descubre te cortar&n la cabeza. Qu& dices a esto?& Yo respond&: &Que ir& contigo.& Entonces me dijo: &Apenas llegue la noche, dir&gete a la mezquita que Sett-Zobeida ha mandado edificar junto al Tigris. Entra, haz tu oraci&n, y agu&rdame.& Y yo respond&: &Obedezco, amo, y honro.&
  Y cuando vino la noche fui a la mezquita, entr&, me puse a rezar, y pas& all& toda la noche. Pero al amanecer vi, por una de las ventanas que dan al r&o, que llegaban en una barca unos esclavos llevando dos cajas vac&as. Las metieron en la mezquita y se volvieron a su barca. Pero una de ellos, que se hab&a quedado detr&s de los otros, era el que me hab&a servido de mediador. Y a los pocos momentos vi llegar a la mezquita a mi amada, la dama de Sett-Zobeida. Y corr& a su encuentro, queriendo estrecharla entre mis brazos. Pero ella huy& hacia donde estaban las cajas vac&as e hizo una sea al eunuco, que me cogi&, y antes de que pudiese defenderme me encerr& en una de aquellas cajas. Y en el tiempo que se tarda en abrir un ojo y cerrar el otro, me llevaron al palacio del califa. Y me sacaron de la caja. Y me entregaron trajes y efectos que valdr&an lo menos cincuenta mil dracmas. Despu&s vi a otras veinte esclavas blancas. Y en medio de ellas estaba Sett-Zobeida, que no pod&a moverse de tantos esplendores como llevaba.
  Y las damas formaban dos filas frente a la sultana. Yo di un paso y bes& la tierra entre sus manos. Entonces me hizo sea de que me sentase, y me sent& entre sus manos. En seguida me interrog& acerca de mis negocios, mi parentela y mi linaje, contest&ndole yo a cuanto me preguntaba. Y pareci& muy satisfecha, y dijo: &Alah! Ya veo que no he perdido el tiempo criando a esta joven, pues le encuentro un esposo cual &ste!& Y aadi&: &Sabe que la considero como si fuese mi propia hija, y ser& para ti una esposa sumisa y dulce ante Alah y ante ti!& Y entonces me inclin&, bes& la tierra y consent& en casarme.
  Y Sett-Zobeida me invit& a pasar en el palacio diez d&as. Y all& permanec& estos diez d&as, pero sin saber nada de la joven. Y eran otras j&venes las que me tra&an el almuerzo y la comida y serv&an a la mesa.
  Transcurrido el plazo indispensable para los preparativos de la boda, Sett-Zobeida rog& al Emir de los Creyentes el permiso para la boda. Y el califa, despu&s de dar su venia, regal& a la joven diez mil dinares de oro. Y Sett-Zobeida mand& a buscar al kad& y a los testigos, que escribieron el contrato de matr&monio. Despu&s empez& la fiesta Se prepararon dulces de todas clases y los manjares de costumbre. Comimos, bebimos y se repartieron platos de comida por toda la ciudad, durando el fest&n diez d&as completos. Despu&s llevaron a la joven al hammam para prepararla, seg&n es uso.
  Y durante este tiempo se puso la mesa para m& y mis convidados, se trajeron platos exquisitos, y entre otras cosas, en medio de pollos asados, pasteles de todas clases, rellenos deliciosos y dulces perfumados con almizcle y agua de rosas, hab&a un plato de rozbaja capaz de volver loco al esp&ritu m&s equilibrado. Y yo, por Alah! en cuanto me sent& a la mesa, no pude menos de precipitarme sobre este plato, de rozbaja y hartarme de &l. Despu&s me seque las manos.
  Y as& estuve, tranquilo hasta la noche. Pero se encendieron las antorchas y llegaron las cantoras y taedoras de instrumentos. Despu&s se procedi& a vestir a la desposada. Y la vistieron siete veces con trajes diferentes, en medio de los cantos y del sonar de los instrumentos. En cuanto al palacio, estaba lleno completamente por una muchedumbre de convidados. Y yo, cuando hubo terminado la ceremonia, entr& en el aposento reservado, y me trajeron a la novia, procediendo su servidumbre a despojarla de todos los vest&dos, retir&ndose despu&s.
  La cog& y tal era mi ventura, que me parec&a mentira el poseerla. Pero en este momento not& el olor de mi mano con la cual hab& y apenas lo not& lanz& un agudo ch&llido.
  En cuanto a m&, estuve diez d&as completamente solo y sin verla. Pero pasados los diez d&as, vino a bus-carme y me dijo: & Oh t&, el de la cara ennegrecida! Tan poca cosa soy para ti, que comiste ajo la noche de la boda?& Despu&s llam& a sus siervas y les dijo: & Atadle los bra-zos y las piernas!& Y entonces me ataron los brazos y las piernas, y ella cogi& una cuchilla de afeitar bien afilada y me cort& los dos pulgares de las manos y los dedos gordos de ambos pies. Y por eso, oh todos vosotros! me veis sin pul-gares en las manos y en los pies.
  En cuanto a m&, ca& desmayado. Entonces ella ech& en mis heridas polvos de una ra&z arom&tica, y as& resta & la sangre. Y yo dije, primero entre m& y luego en alta voz: & No volver& a comer rozbaja sin lavarme despu&s las manos cuarenta veces con potasa, cuarenta con sosa y cua-renta con jab&n!&' Y al o&rme, me hizo jurar que cumplir&a esta prome-sa, y que no comer&a rozbaja sin cumplir con exactitud lo que acababa de decir.
  Por eso, cuando me apremiabais todos los aqu& reunidos a comer de ese plato de rozbaja que hay, en la mesa, he palidecido y me he dicho: &He aqu& la rozbaja que me cost& perder los pulgares.& Y al empe aros en que la comiera, me vi obligado por mi juramento a hacer lo que visteis.&
  Entonces, oh rey de los siglos! -dijo el intendente continuando la historia, mientras los dem&s circuns-tantes estaban escuchando- pregun-t& al joven mercader de Bagdad: & Y qu& te ocurri& luego con tu esposa?& Y &l me contest&:
  &Cuando hice aquel, juramento ante ella, se tranquiliz& su coraz&n, y acab& por perdonarme. Y por Alah! recuper& bien el tiempo per-dido y olvid& mis pesares. Y perma-necimos unidos largo tiempo de aquel modo. Despu&s ella me dijo: &Has de saber que nadie de la corte del califa sabe lo que ha pasado entre nosotros. Eres el &nico que logr& introducirse en este palacio. Y has entrado gracias al apoyo de El-Sayedat Zobeida.& Despu&s me entreg& diez mil dinares de oro, dici&n- `Toma &ste dinero y ve a comprar una buena casa en que podamos vivir los dos.&
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